Este texto iba a ser un video, pero, últimamente mi cámara ha estado fallando así que, aunque lo grabé dos veces, no tuvo la calidad óptima para ser presentado ante ustedes, sin embargo, me quedé con la espinita de abordar el tema.
Todo surgió al ver un video en el cual una creadora de contenidos de Youtube e influencer (me incomoda ese término) denunció haber sido abusada en un ‘retiro espiritual’ o ‘retiro de sanación’, algo así, mismo que considero no tiene mucho de sanador o espiritual.
Les dejo el video para que sepan del tema que hablo, destacando que no emitiré mi opinión al respecto, solo espero que se haga justicia para las partes que han resultado o resulten afectadas.
Sin embargo, todo lo anterior sí me dio pie a una reflexión acerca de la salud mental y emocional y de las formas que buscamos para atender nuestra salud y sanar nuestras heridas.
De por sí la salud mental y emocional sigue siendo un tema complicado, estoy de acuerdo en que ya no es un tabú como tal, por ejemplo ya no es tan raro mencionar que vas a terapia, ya no es tan ofensivo pensar en ir a terapia o sugerirle a alguien asistir a terapia, ya hay más personas que comienzan a poner atención en el cuidado de su salud mental y emocional, pero aún hay mucha resistencia de muchas personas por aceptar ayuda de un terapeuta (psicólogo, psiquiatra, etc.).
A la par de lo anterior, en un país con una economía tan castigada como lo es México, aún no es tan sencillo acceder a este tipo de atención por lo cual en algunos casos termina siendo económicamente prohibitivo, aunque existen instituciones como el DIF, institutos de la mujer y asociaciones civiles que brindan apoyo en ese sentido, falta mucho camino por recorrer para normalizar la atención que debemos darnos en el aspecto mental y físico, al tiempo que se hace accesible a diversos bolsillos.
SANAR HERIDAS
Independientemente de lo que menciono me atrevo a decir que todos en algún punto de nuestra vida deberíamos de ir a terapia, porque todos tenemos algo que sanar, todos tenemos heridas, algunas más viejas que otras, algunas más profundas, algunos tienen heridas más fuertes que otros, pero de algún modo todos necesitamos sanar y avanzar teniendo una vida más plena y disfrutable.
Y sé que nadie queremos hablar de ciertas heridas o recordarlas, queremos simplemente dejarlas en el fondo de un cajón y olvidarlas, pero, lamento decirte que eso no es sanarlas, eso es simplemente estar en una especie de negación.
Quizá haya heridas que sí puedan ser sanadas solamente dejando que el tiempo pase, pero en general, no funciona así.
Por otro lado, si decidimos querer sanarlas, porque es una necesidad natural, también creo importante mencionarte que por mucho que lo deseemos no van a sanar en una sesión, de un día para otro o en unas cuantas horas. Porque para sanarlas hay que ir a la raíz, a los hechos, a las circunstancias, a los momentos, ver algo desde diferentes ángulos, trabajar en ello, en perdonar, en liberarte, en hacer un trabajo personal exhaustivo, pero ampliamente recompensable.
Es posible que ya supieras que yo desde hace un año recién cumplido decidí empezar un proceso terapéutico de sanación con una tanatóloga, semana con semana he ventilado mis heridas, me he puesto de cara a mi parte más oscura, he comenzado a sanar mis relaciones y a mi niña interna, he sanado duelos, cerrado ciclos entre otras cosas y no te voy a mentir NO HA SIDO FÁCIL, pero, ni siquiera después de mi terapia más pesada me he arrepentido de tomarla, porque asistir a terapia me ha dado el poder de conocerme y también me ha permitido reconocer que puedo crear mi vida de la manera que desee, sin culpas, pero haciéndome cargo de mis actos, mis responsabilidades, mis emociones y claro, asumiendo mis consecuencias, todo de una manera más ligera y plena, obvio aún estoy en el camino, hay mucho trabajo por hacer, pero me gusta el rumbo que voy tomando.
Definitivamente siempre supe que ir a terapia era una opción en mi vida, siempre he confiado en la ayuda que los psicólogos pueden brindarte, estaba convencida de que está bien tomar esa ayuda porque desde luego uno hace todo el trabajo, pero los terapeutas pueden brindarte muchísimas herramientas para facilitar todo. Aunque también acepto que no todos los psicólogos son buenos o efectivos para todas las personas y no todas las personas que prometen ‘ayudarte a sanar’ son buenas.
FALSOS GURÚS Y MALOS TERAPEUTAS
Es aquí donde llego a una de las partes que más me han molestado siempre, la de los charlatanes que prometen ayudarte a sanar y terminan aprovechándose de ti hundiéndote más, extorsionándote o manipulándote de mil maneras.
Como te dije, siempre tuve claro que quería sanar y trabajar muchas cosas de mí, así mismo también tuve claro que quería asistir con un terapeuta serio y bien certificado y afortunadamente la encontré, sin embargo, muchos no tienen esa suerte y caen en manos de personas que las terminan manipulando como en el caso del psicoterapeuta de Gabriel Vallejo quien está acusado de manipular a sus pacientes, de fraude, abuso psicológico y violencia física. O en el caso expuesto por Maire Wink en el que nos habla de un falso gurú que proclama ser creador de la auto sanación, que cobraba sus retiros en miles y miles de pesos, mismos en los cuales se menciona que no había mucha sanación o espiritualidad.
Así como el anterior hay muchos ejemplos, tal como los mentados grupos de coaching en los que comienzan maltratándote verbalmente y de muchas maneras más, quizá a alguien sí le han funcionado, pero al menos yo los testimonios que he conocido creo que solo hay un caso de éxito, todos los demás sienten que solo fueron a que los maltrataran y a tirar su dinero. Ese no es el objetivo de alguien que te ayudará a crecer o a sanar.
Y ni hablemos de los retiros espirituales que prometen sanarte en un fin de semana, desde luego hay retiros que funcionan y aportan mucho, pero son solo apoyo a un proceso más complejo y completo que debes iniciar, investiga muy bien acerca de ellos y huye de aquellos que prometan sanarte, cambiarte, transformarte en un fin de semana o que parezca que desean venderte una membresía, preocupándose más por tu dinero que por tu bienestar, debes hacerle mucho caso a tu intuición y si algo te huele mal, con la pena, por ahí no es, si algo se siente mal, ahí no es, porque una cosa es remover una herida para sanarla y otra es removerla para vulnerarte y manipularte.
En cuanto a las sesiones de terapias grupales, sí existen y sirven mucho, sin embargo, debes tener muy en cuenta que por lo general funcionan cuando están dirigidas a un problema específico, por ejemplo: Alcohólicos Anónimos, AlAnon, neuróticos anónimos, grupos de duelo, etc. En chiste de esas reuniones es que entre todos puedan avanzar y apoyarse a superar una adicción, un duelo, alguna situación específica que todos los de esa sesión comparten.
Sé que todos tenemos diferentes tiempos, sé que no a todos nos va a funcionar el mismo método o forma para sanar o crecer, pero cuando decidas hacerlo, por favor investiga bien a la persona con quien te vas a tratar, checa que tenga un lugar de base, que tenga sus debidos certificados, años de experiencia e incluso si puedes, pide recomendaciones y recuerda que al final de la terapia siempre debes sentirte mejor de lo que te sentías al llegar, debes sentirte más ligera, más tranquila, con más herramientas para afrontar lo que te agobiaba, aunque termines cansada, aunque haya sido una sesión complicada, siempre debes tener una conclusión y más tranquilidad que al inicio; si no se siente así, quizá no sea lo que necesitas.
TE DEJO PISTAS
A continuación, te dejo algunas pistas de cómo reconocer lo que debe o no hacer un terapeuta:
Un buen terapeuta
Debe RESPETAR tu ritmo para que compartas tus historias y emociones, para que te abras, te va inspirando confianza.
Te ayuda a aumentar tu autoconfianza porque debes ser capaz de tomar tus propias decisiones sin culpas, miedos o impulsividad.
Nunca te va a aconsejar o te va a decir qué tienes o que no tienes qué hacer, te llevará a que tú sola llegues a tus conclusiones, tomes decisiones y afrontes lo que llegue
Te escuchará con atención y te hará sentir que te acompaña en tu proceso, pero jamás se colgará la etiqueta de protagonista o dirá que ‘te está sanando’, al contrario, te hará notar que solo te provee herramientas para que tú te desarrolles
Te tratará siempre con respeto y te hará sentir en confianza. Esto incluye que también marcará una línea divisoria en la cual quedará claro que solo es tu terapeuta, no tu amigo, ni querrá tener otro tipo de relación contigo.
Creerá plenamente en ti y te ayudará a conocer tus fortalezas e incluso también tus puntos débiles, pero te guiará para equilibrarte y potenciarte.
Un mal terapeuta
Te induce a sentirte vulnerable y expuesta, te va forzando a compartir lo que te duele sin preocuparse por ser empático, te presiona.
Aumentará tu dependencia hacía el proceso terapéutico o hacía él
Te aconsejará constantemente, te dirá qué hacer e incluso te confrontará cuando hagas algo que a él no le parezca aunque a ti te haga sentir bien, porque querrá que dependas de lo que él dice, en pocas palabras, te manipulará.
Impondrá ante todo su punto de vista frente al tuyo antes de conocer tus propias necesidades, intentará decirte qué hacer y qué no hacer.
Buscará involucrarse contigo más allá del proceso terapéutico, te enviará mensajes y buscará hacerse presente. Esto incluye proponerte tomar algo, verse fuera de terapia o incluso tener algún otro tipo de relación.
Se creerá poseedor de la verdad absoluta, creerá que tiene cualidades sobre humanas y lo que menos querrá es que tú desarrolles tu potencial, porque de ese modo no podría manipularte. Lejos de impulsarte, te inhibe.
Estas son solo algunas claves que te ayudarán a darte cuenta si tu terapeuta es bueno para ti o tiene otras intenciones más allá de procurar tu bienestar mental y emocional, pon mucha atención y no renuncies a la idea de mejorar tu salud en todos los ámbitos.
Te pongo un ejemplo, piensa que cuando vas a con un doctor para aliviar cualquier dolor físico, si algo no te agrada de cómo te trata, si crees que su forma de atenderte, medicarte o diagnosticarte sueles darte la oportunidad de pedir una segunda opinión, piensas en que quizá el doctor se equivocó pero no consideras que todos los de su especialidad son malos, así debería ser con los psicólogos y psiquiatras, no solo porque uno no te agradó resultará en que todos son malos, date la oportunidad de una segunda o tercera oportunidad hasta que encuentres aquel que te haga sentir bien.
Créeme que asistir a terapia suena más complicado de lo que es y que, aunque pueda parecer difícil, valdrá cada momento debido a que te ayudará a vivir de manera más plena y coherente a lo que tú deseas y necesitas.
Date la oportunidad de sanar.
Nota: Por cierto, esa frase de: necesito que alguien me entienda para que después me expliqué, se vuelve real con un terapeuta
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